13 feb 2013

La musica disonante de la vida



















Si una fuerza extraña, una influencia desestabilizante atenta contra el organismo... Sirve de algo oponérsele? Quizás mejor estudiarla y siguiendo la lógica de su desarrollo, aprovecharla para generar su propia transformación. La vuelta al equilibrio esencial.
Ese equilibrio vital  se manifiesta con signos de bienestar en contraste con otros movimientos que, periféricos al fenómeno de la vida, intentan contradecirla.
Ella sabe que siempre, vendavales y desvíos mediante, terminará triunfando y mostrando un cuadro mucho más grande y más bello que la ínfima complicación que implican situaciones aparentemente negativas como la enfermedad, los "accidentes", las incidencias aparentemente catastróficas, aquellas cuestiones que en el camino de la experiencia a veces cuesta procesar.
La curva oscilante que se hace explicita cuando la vida hace su trabajo es una de las mas bellas obras que existen. Quizás la mas bella. La naturaleza en movimiento...
El punto es que muchas veces, digamos todas, la vemos por contraste. Por la diferencia respecto de lo que no es vital.
El dialogo de anima y animus con la sombra, diria Jung.
El juego (no siempre inteligible) entre lo estático y lo dinámico, entre lo vivo y lo inerte, entre los distintos componentes del universo natural... Da la inmensidad inefable del cosmos.
Esa inmensidad de la cual somos contempladores y parte constitutiva a la vez.
Somos la armonía que contemplamos. Aun cuando las disonancias parecen tapar la música de fondo...
Como dijera Miles Davis: "No hay notas mal tocadas... Dependen de las que vienen después".
La gran composición es hija de nuestros actos libres en concierto con los gestos de la Providencia...
Quizás crear es escuchar la vida y bailar la canción que comenzó a sonar antes de que nosotros naciéramos... Pero agregando nuestra voz, que asegura la continuidad y la nueva creación en marcha...

1 feb 2013

Escribir es leer (y leernos)













Que es lo que escribimos?

En realidad "nos" escribimos a nosotros mismos.
Y escribimos la realidad.
También estados ideales de las cosas que están en nuestra mente, en nuestras almas...

Decodificamos los contenidos de nuestra conciencia para volcarlos y compartirlos con otros.
Decodificamos ("nos" decodificamos) para profundizar y expandir nuestras conciencias.

Inmediatamente "codificamos" y dejamos rastros que algunos llaman "literatura" o "arte" o "música" o "diseño" o el modo de expresión que sea... Para que otro vuelva a decodificar y codificar a su vez desde su subjetividad.

La marea que genera este flujo de conciencia se llama humanidad. La más pura. La más interesante...
El paisaje acuático que deja ver esa marea se llama cultura.

Y vivir en ella es maravilloso.