El Guerrero observa.
Empuña firme pero serenamente sus armas.
Medita.
Sabe que la acción es inminente.
Conoce las estrategias... sólo debe elegir cuál utilizará.
Sus batallas se cuentan por miles.
Lo que nadie sabe es que lo que más disfruta hacer con su cuchillo es tallar bellas imágenes, no matar en su guerra, que (en definitiva) es contra el caos.
