No puedo predecir la llegada de una idea.
Pero donde miro, hay una.
Dejo de pensar y aparecen: una, tres, diez.
Uso la voluntad y el flujo cesa.
Tres, dos, uno.
("Quiero dormir mientras por afuera pasan los aviones"... susurraba Andrés mientras Buñuel tomaba café y dormitaba sentado, semiconsciente).