12 feb 2012

Por la era de las ideas













En estos días que transitamos que, como época, la humanidad no ha dado nombre por falta de distancia histórica veo con demasiada frecuente indicios de algo que creo tiene que ver con diferentes orígenes.
En principio dos: O la falta de ideas o la falta de coraje.
En los medios en los que llevar las ideas adelante está asociado con la inversión de dinero se ve diariamente que las producciones son ideas viejas recicladas o pseudo-actualizaciones a "estos tiempos" de ideas que otros tuvieron en el pasado. Y muchas de ellas lejos de ser brillantes.
Sin negar el bagaje cultural que todos traemos (gracias a Dios... y que nos permite seguir creando a partir de y creyendo en nuestras raíces... como hicieron todos los inmigrantes en nuestra patria -italianos, vascos, españoles, alemanes...-) pareciera que existe una enorme dificultad para generar ideas nuevas.
Pienso que tenemos que buscar un equilibrio entre honrar las mejores tradiciones y disruptirlas suficientemente para que la rueda de la vida siga proveyéndolas de sentido.
Si creemos -y lo creo- que el pensamiento creativo es siempre divergente habrá que transitar caminos VERDADERAMENTE alternativos.
Esto conlleva un riesgo en el terreno de la aceptación social, en la mirada de los otros.
Pero como toda empresa humana que vale la pena, es así.
Esta parte es la que se relaciona no con el mundo de las ideas sino con el de las actitudes. Con ideas pero sin coraje, NO HAY CAMINO.
Navegar en la correntada de estos tiempos turbulentos pero disfrutando de esa navegación en el flujo de la creación gozosa, fértil... es la tarea.
En el mundo de las artes, sobre todo. Ya la transgresión por la transgresión misma, no tiene sentido.
Las urgencias de este mundo son demasiadas como para perder el tiempo en sufrir o garabatear sin contenido o intentar del mismo modo lo ya intentado.
Hay que crear nuevos clásicos. Obras, acciones, proyectos, planes, caminos... que, profundamente cargados de sentido, relaten el camino de los hombres en esta época de puros comienzos. 
Ya no de ningún "neo". Ya no de ningún "post". Ya no de balbuceos sin propuesta.