21 feb 2012

Qué hago cuando hago arte?

























Tantas veces me he hecho esta pregunta, que ameritaría un tratado, o varios.
Tantas veces he pensado si pensar el arte no es equivocar el camino… Porque las categorías limitan y creo que no debería limitarse un campo que de por sí es ilimitado.
Tantas veces contrasté vivencias con ideas sin llegar a una conceptualización totalizadora…

¿Que hago cuando hago arte…?

Seguramente…

Buceo en mi interior
Voy hasta los límites de mi conciencia y vuelvo para contar lo que ví (Siguiendo a  Susan Sontag).
Intento salir del infierno (Que no necesariamente es el mismo que el de Artaud).
Utilizo una poderosa herramienta para la construcción de conocimiento.
Uso el lado izquierdo de mi cerebro.
Uso el lado derecho de mi cerebro.
Uso coordinadamente mis dos lados del cerebro.
Creo.
Invento.
Juego.
Reconozco paraísos.
Busco abolir purgatorios.
Oficio de “pobre antena” (y transmito como nos enseñó Charly García)
Hago una crónica de lo que veo.
Evito la literalidad.
Busco lo literario.
Construyo un discurso.
Destruyo otros discursos.
Critico discursos incoherentes o equívocos.
Busco la claridad.
Esbozo la ambigüedad.
Hago un registro de mi visión (y del resto de mis sentidos).
Construyo sentidos.
Creo un campo simbólico.
Porgo mi campo simbólico en contacto con otros.
Comunico lo que yo quiero.
Evito comunicar explícitamente.
Cuando soy explícito escondo sentidos detrás de lo evidente.
Riego una planta que crece.
Cosecho sembrados cuidados con esmero y trabajo por otros.
Rindo homenajes.
Cito.
Comento.
Recreo.
Registro lo políticamente establecido.
Destituyo lo políticamente establecido.
Evito lo políticamente correcto.
Juego a lo políticamente correcto.
Ejerzo mi libertad.
Cruzo de vereda.
Vuelvo a cruzar.
Nado en mi río (que es NUESTRO río)
Floto en el mar de todos (e intento ser solidario ahí).
Hecho mis redes y recojo alimento y vacío.
Contemplo la naturaleza (Desde el barco de Hundertwasser).
Imito a la naturaleza.
Contemplo a Dios.
Soy su Imagen y semejanza.
Me arrepiento de lo hecho por imperfecto.
Celebro lo imperfecto.
Corro detrás de una idea poderosa.
Engendro todas las ideas que puedo (alguno dirá si logro alguna poderosa).
Camino por dentro de mi alma.
Buceo en ella cuando encuentro un espejo de agua.
Cavo minas en ella cuando el terreno es sólido pero se que contiene tesoros.
Intuyo verdades.
Intuyo formas totalizadoras.
Percibo nano-conceptos.
Combino realidades y presencio nacimientos.
Hago.
Digo.
Siento.
Vuelvo a sentir.
Dialogo con mi sociedad.
Dialogo con la sociedad de todos.
Analizo.
Sintetizo.
Teorizo.
Pienso.
Dejo una huella. Mejor varias.
Sano heridas (Propias y TUYAS y NUESTRAS).
Descubro.
Me miro al espejo.
Te miro en tu espejo.
Creo espejos.
Viajo.
Viajo el viaje de otros.
Viajo TU viaje.
Nazco.
Vuelvo a nacer.
Derivo mi camino tantas veces como quiero.
Me toco el alma si quiero (saludando a Luis Alberto Spinetta).
Muero y evito la muerte en el mismo acto de crear.
Edito una antología del universo.
Comparto con VOS las flores de mi antología.
Permito a mi corazón latir (Un latido –o mil- por obra).
Hago un paneo e inventario de lo que percibe mi ser (Con Mario Benedetti)
Soy.
Estoy.
Voy y vengo.
Salgo del laberinto.
Enfrento lo que hay fuera de él y vuelvo a entrar para buscar el centro.
Medito.
Elaboro.
Investigo.
Dejo mi gesto.
Creo mis gestos.
Modero mis gestos.
Corto.
Sumo.
Libero.
Resto si es necesario.
Destruyo modos perfectibles (para crear otros más míos)
Busco armonías.
Creo montañas.
Cavo pozos (para mirar el cielo mejor desde el fondo de noche).
Amo.
Sigo amando.
Me propongo seguir amando.
Siento y regalo ese amor.
Creo desde el amor.
Busco correlatos entre lenguajes diversos.
Creo lenguajes.
Combino lenguajes.
Me siento a la sombra del conocimiento.
Duermo a la luz de la sabiduría.
Disfruto de la somnolencia de las creaciones de todos los artistas anteriores.
Dejo que surja la poesía.
Le presto mi energía para surgir.
Lucho.
Hago fuerza por todos los objetivos que considero nobles. Y sanos.
Creo salud.
Equilibro NUESTRO barco.
Soplo NUESTRAS velas.
Enderezo el timón.
Empujo nuestra pirámide hacia arriba (Y cuando miro a mi lado, encuentro a Kandinsky).
Recreo.
Me tomo un recreo.
Vivo de recreo.
Me disciplino.
Relato mi disciplina.
Señalo.
Indico.
Sugiero.
Fusiono (Escuchando a Drexler).
Bailo (Con Lila Downs).
Encuentro mi centro.
Busco el tuyo.
Trato de ser generoso.
Y después de dar un paso y descansar un rato: Pienso en el próximo.
Experimento.
Vivo de esa experiencia.
Observo a los organismos.
Soy un organismo y creo organismos (obras).
Monto ciudades.
Diseño realidades.
Construyo continentes (Y los lleno de contenidos).
Establezco redes.
Fortalezco esas redes.
Descanso sobre ellas.
Reconozco a mis hermanos.
TE reconozco.
Respondo con mi responsabilidad.
Miro para arriba.
Miro para abajo.
Encuentro la verdad girando 360 grados en sentido horizontal.


(Todo sin salir de nuestra casita, que es sólo una cabaña en el cerro de la contemplación.
Todos sin salir de este cerro de la contemplación, que es el jardín de nuestra cabaña, de nuestra casita.)


La lista es potencialmente infinita.
Y si la escribo sistemáticamente el último día de mi vida constituiría mi autobiografía.
Pero no.
No me interesan los finales.
La vida es una sucesión de comienzos.