26 may 2012

pintandoMúsica




















"La música me enseña a pintar" me encontré pensando mientras pintaba escuchando música.
Una extraña fluidez engendró formas más allá de la razón. Y me sorprendí. de verdad.
Alquimia neurológica, pensé. Pero no. Espiritual era la alquimia. Tampoco exclusivamente.
Fue, es... una corriente transparente que todo lo atraviesa y termina en obra. O empieza en obra?
O sencillamente pasa? Y por momentos es obra, o vegetal, o agua del río o luz de la estrella que sale al este sobre tu mirada elevada hacia el gran astro redondo que nos satelita?
Es simplemente energía que pasa? O es más que eso? Es información que ordeno en arte?
O es inconsciente colectivo condensado que reposa un instante?
Borges se decía "amanuense del espíritu"... Estaremos diciendo lo mismo?
Jacobo Fijman hablaba de mística y mientras escribía, dibujaba, conversaba con las visitas y les regalaba poesías de recetario (En el Hospital Borda). Él recorría el camino más desértico, más alto... Mientras, la academia de la poesía nacional debatía -infructuosamente- si validarlo o no.
El arte es un universo con normas propias. O es sencillamente el universo? O es que ni siquiera existen esas normas y el universo se expande, multiplica y contrae regalando arte como registro de sus estados vitales?
Somos energía más o menos concentrada cambiando de forma continuamente.
Eso es el arte. Eso somos nosotros.
El tratar de describir en términos estáticos esta realidad es un contrasentido.
Con el arte hay que interactuar... más allá de las categorías de autores, espectadores, productores, directores, críticos, curadores... Somos personas.
El arte nos contiene, alimenta y estimula a todos. Y pide ser contenido, alimentado y estimulado por todos.