Este mundo necesita...
Médicos, arquitectos, ingenieros, agrimensores, psicólogos, religiosos, artistas, cineastas, poetas, albañiles, administradores, escritores, filósofos, científicos, ambientalistas, organizadores, madres, padres, docentes, bailarines, músicos, agricultores, matemáticos, cocineros, biólogos, orfebres, herreros, carpinteros, astrónomos, enfermeros, deportistas, constructores, imaginadores, creativos, derribadores de muros, hacedores de caminos, investigadores, comunicadores, saltadores de montañas, emancipadores, prednedores de fuegos, creadores de utopías, amanuenses del Espíritu, muchos Prometeos, muchos Teseos, muchas Ariadnas, y tejedores de redes, y dibujantes de planos, y caminantes, y peregrinos, buscadores de horizontes, creadores de idiomas, estructuradores de lenguas, conectores de ideas, sonreidores, bibliotecarios, cuidadores de otros, payasos, fundadores de buenos grupos, baqueanos de zonas inexploradas del universo, chasquis de regiones inexploradas de la mente, mensajeros de los bellos mensajes, recolectores de antologías, arlequines, regaladores de flores, fundadores de ciudades nuevas, mecenas de las ideas de otros, desarrolladores de gérmenes de ideas, acampantes, hortelanos de la vida plena, subidores de montañas, buzos de profundidades desconocidas, navegantes, nadadores de ríos...
Y todas las profesiones que me olvido...
Y las no creadas aún...
Y las que tendrán mis hijos...
Y los hijos de mis hijos...
Y los hijos de los hijos de mis hijos...
Profesiones nacidas de dos impulsos: las necesidades y la imaginación humanas que potente y fluidamente nos ponen en movimiento.
