20 jun 2012

Una idea... pero de verdad




















Entro a una muestra de arte.
Observo. Medito. Cambio de sala. 10 muestras en un centro cultural bien contemporáneo.
Me surge un comentario: La mayoría de las obras son solo ocurrencias. No necesariamente arte.

Pareciera que la búsqueda es de la novedad (por la novedad misma), del gesto diferenciador ("miren qué moderno soy"), por la moda imperante que capitaliza la transgresión ("transgredo al modo en que se usa transgredir... o sea: no transgredo")...

Pienso:

Ningún gran artista se preocupó por la opinión del entorno de un modo que determinara las características de su obra. Es más, las más de las veces fueron contra la tendencia. (Un paréntesis más: Ningún investigador científico serio tampoco tuvo ninguna otra motivación que el foco sobre su objeto de estudio, de búsqueda...). El perseguir el Absoluto que contiene cada camino (¿Tao?) y el llegar a una ciudadInterior/nodo/concepto/hallazgo/obra/descubrimiento compromete de tal modo el ser del sujeto que busca que sencillamente NO HAY energía para nimiedades. El creativo crea (sinergizando, capitalizando, disfrutando, viviendo con... todo aquello -y aquellos- que alimenta/n ese proceso) y en ese crear se inscribe en la rueda de la vida que nunca cesa de girar.

Ejemplos de lo que acabo de expresar:

Cezanne.
Picasso.
Rembrandt.
Berni.
Yuyo Noé.
Le Corbusier.
Yves Klein.

Pura energía creativa concentrada. En acción. Entregada generosamente.Sin un fin determinado más allá de la pura creación.

Sobre ellos, solo decir que me alegra ser parte del género humano porque ellos lo honran. Infinitamente.

Y nos enseñan a ser.

(Arriba, Klein practicando Judo. Abajo: International Klein Blue).